La psicología analítica de Carl Jung parte de la existencia de un inconsciente
colectivo en la psique de cada individuo, de modo que la consciencia, ligada al
“yo”, no sólo ha de vérselas con los contenidos
propios de lo inconsciente personal sino con todos los contenidos
transpersonales en nuestro interior, los arquetipos.
En otras palabras: No solo enfrentamos el inconsciente personal sino también a los contenidos transpersonales de nuestro interior, llamados arquetipos.
La relación de este “yo” -un complejo entre
los demás, pero dotado de consciencia— con lo inconsciente colectivo constituye
el proceso de individuación, o autorrealización psíquica. Define según los
arquetipos persona, sombra, ánima/animus y sí-mismo (myself). La dialéctica
entre persona (el arquetipo de lo social) y sombra permite la diferenciación del
“yo”, que en la dialéctica con su contraparte sexual
inconsciente (ánima en el varón, ánimus en la mujer) da fe del sí-mismo.
Algunos de los principales arquetipos que todo individuo posee inconscientemente
en su psique que conforman nuestra personalidad y se expresan en nuestro
lenguaje, nuestros comportamientos, reacciones y sueños son:
Dentro de la sombra, se hallan pensamientos o ideas reprimidas que,
según Jung, deben resolverse para conseguir nuestra individualización total.
Aunque aquello que está en la sombra puede ser considerado negativo, quizás no
siempre lo es y pueden existir cualidades positivas que queremos esconder por
algún motivo.
Básicamente
Jung pertenece a la psicología analítica, que se caracteriza por el análisis de
los sueños y los símbolos.
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